Hablando de sistemas, y de la TGS, recordamos que un sistema
es un conjunto de elementos interdependientes e interactuantes; un grupo de
unidades combinadas que forman un todo organizado y cuyo resultado es mayor que
el resultado que las unidades podrían tener si funcionaran independientemente.
En la TGS se pueden clasificar los sistemas en abstractos,
concretos, abiertos, cerrados, estáticos y dinámicos. Un sistema puede ser, por
ejemplo, abstracto, abierto y dinámico. Lo importante al clasificar un sistema
es saber que debe ser abstracto o concreto, también abierto o cerrado y
estático o dinámico.
Obviamente requerimos concretar qué significa cada una de
estas categorizaciones. A continuación se dará definición de cada una de ellas.
Concretos. Son aquellos sistemas constituidos por objetos,
cosas tangibles. Esto puede ser madera, vidrio, máquinas, etc.
Abstractos. Son sistemas que están compuestos por ideas y
conceptos, todo lo que no es concreto. Podemos ver esto en las leyes ejercidas
basadas en códigos morales.
Cerrados. Son los que no intercambian materia ni energía con
el medio ambiente, trabajan dentro de sí mismos y no proveen ni toman objeto
alguno. Una ecuación algebraica de cierta complejidad que no fue diseñada como
modelo de algún evento en particular.
Abiertos. Los sistemas que sí intercambian materia y/o
energía con el medio ambiente, sirven para alterar algún aspecto de la vida.
Una fábrica es el más claro ejemplo pues utiliza materia y energía para crear
otro tipo de materia y/o energía.
Estáticos. Los sistemas que no cambian al paso del tiempo
entran en esta categoría. Un buen ejemplo es una ecuación aritmética (digamos
2+2=4), está no va a cambiar a través del tiempo.
Dinámicos. Son sistemas que cambian a través del tiempo. Un
ejemplo muy didáctico es una persona, que al crecer va cambiando hasta su
muerte.
Con esto los sistemas pueden categorizarse y se pueden
discriminar a sistemas abstractos o concretos, abiertos o cerrados y estáticos
o dinámicos.
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